Bio

Magdalena Vélez Salinas, con su colección de Joyas Fragmentadas mvs50 experimenta los juegos de luz y sombra con piezas a medio camino entre la escultura y la joyería y tienen origen en sus grabados.

Arquitecto por la Universidad Politécnica de Madrid, combina su labor como arquitecto con la docencia (profesor de arquitectura en la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid) y su trabajo artístico como Orfebre y Grabador.

La pasión por el diseño, no solo de espacios sino también de objetos de uso cotidiano le lleva a realizar los estudios de Técnico Superior de Artes Plásticas y Diseño en Orfebrería y Platería Artísticas en Madrid, descubriendo el trabajo de Orfebres dedicados a la realización de Orfebrería y Joyería.

Tras sus estudios de Orfebrería, funda la Asociación de Diseñadores de Orfebrería y Joyería Contemporáneas en Madrid junto a compañeros orfebres, con el fin de devolver al nivel de las “Artes Mayores” la Orfebrería Contemporánea, promocionando y reivindicando su lugar.

Desde 2017 realizan de manera continuada  la MUESTRA· ORFEBRERÍA CONTEMPORÁNEA, que tiene lugar en Madrid en el Museo Nacional de Artes Decorativas, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Museo de Historia de Madrid, Museo Lázaro Galdiano, Casa Museo Lope de Vega, Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y Museo de San Isidro, los Orígenes de Madrid.

Su trabajo como orfebre abarca adornos de uso personal, orfebrería religiosa y civil, de manera que, inspirándose en sus grabados, la tercera dimensión se convierte en realidad.

M A N I F I E S T O    A R T Í S T I C O          

Cualquier elemento construible en medio de la naturaleza debe integrarse en su entorno inmediato, relacionarse de tal manera que se sienta como una prolongación de aquella. La escala de trabajo, en éste caso, es la antropométrica, la intrínseca al ser humano.

Los grabados expresan en dos dimensiones el origen y proceso de las piezas de mvs50, el pensamiento previo del que parten, el fuego y agua de la talla hasta perfilarse como la joya finalmente obtenida.

Por ello ya no vale la digitalización del proceso, sino el borrador, el croquis hecho a mano para adaptar la pieza, una y otra vez mediante un proceso de re-adaptación sucesiva, a las curvas del cuerpo humano, recuperando el tacto como un sentido pleno de emoción, ese ceñimiento de la pieza a la piel para confirmar su origen anatómico, y que la haga única, diferente.

Nuevos recursos de creación. Se tallan distintos planos y espacios para permitir el paso de luz, un juego de sombras en la totalidad del elemento que sugieran distintas densidades, como en la naturaleza.

Así, las Joyas Fragmentadas pretenden establecer una conexión regulada a partir de la base de la pieza y de su propio vuelo, que es lo que vemos, con el propio cuerpo de la persona que la luce.

La joya creada de esta manera es una prolongación de su modo de entender las cosas, no hace sino reforzar el carácter de quien la lleva.

Las líneas puras de la plata que contrastan con la fragilidad de los trazos sobre el oro van conformando las colecciones, que se organizan de forma que los “choques, subidas, travesías, volteretas, hagan allí mismo un espacio desparramado, desconocido, que puede dislocarse, deshacerse, dividirse, hacerse jirones, rebosar, embriagarse, un espacio de espacios, de perspectivas superpuestas”, tal y como dice Micheaux en Émergences, résurgences.

El material de búsqueda será la plata, el oro el del hallazgo.

Todas las piezas de se realizan de forma artesanal en España por encargo, y forman parte de una colección limitada de 50 unidades por modelo, numeradas y con firma de autor.